Agujas de Valdmenaco - Aguja Astarte Juan sin pan 6A/A1

Que si al Pico...Que si va a llover...Ya, pero tarde...Pues habrá que correr... Y a las agujas de Valdemanco...??
Que hacemos??

Así, como el que no quiere la cosa, decidimos ir a las agujas de Valdemanco, un lugar que teníamos ganas de conocer y que por unas o por otras no nos decidíamos a ir, hoy por fin toco su día.

Las agujas de Valdemanco. 

Tras un buen rodeo por el camino que siempre nos conduce hasta nuestro destino, cogemos pincho a través y conseguimos situarnos al pie de las agujas. Decidimos acércanos hasta la aguja Astarte, la diosa semítica de  la fertilidad, de el culto a la madre naturaleza y a la vida. Llamada así en los años 80 por Gustavo Cuevas quien acompañado de Eugenio Chillaron y Angel Lillo, trazan en 1981 la primera vía a esta aguja, Juan sin pan.

Aguja Astarte

Desconocemos el numero de repeticiones de estas vías, así como la afluencia de escaladores a estas agujas, pero ya por el camino un comentario de Txory, cansado de abrir camino entre jaras y piornos: parece que vamos abrir la vía...  El camino nos deja entrever lo que nos aguardan estas agujas y sus vías, paredes con musgo, bloques inestables y seguros oxidados son la tónica general de la zona. 

Estamos en una zona apartada de los ambientes de bullicio que aglutinan los sectores de moda. Donde la soledad acompaña a la escalada y el único ruido es el de los mosquetones contra la pared.

En el primer largo descubrimos la suciedad de la pared. Roca transformada en arena nos da la bienvenida a esta vía, un primer largo que nos hace superar una fisura en forma de media luna que nos echa de la pared mediante unos pasos de A1. Una vez supera la fisura montamos la reunión nada mas salir al espolón.

Tximo en el primer largo.

El segundo largo nos conduce por terreno evidente y muy sucio hasta el pie de una fisura vertical que nos espera como guinda final. Abajo de la fisura encontramos una repisa donde poder montar reunión y recuperar al compañero.

Una ventana a la sierra.

Txory en el segundo largo, se nos olvido el cepillo...

           
El tercer y ultimo largo es el mejor para ambos, una fisura vertical que hace que movamos los pies por fuera con precaución en búsqueda de algún apoyo que no este lleno de musgo y tierra en el que confiar nuestro peso desafiando la gravedad.

...y el corta césped. Tercer largo.

Txory se asoma, la tierra se va a los ojos.

Terminando el jardín del tercer largo.

Por momentos pensamos que no llegaríamos aquí, que la suciedad de la pared nos haría desistir de pisar la cumbre de esta modesta pero sufrida aguja. Cerrando los ojos para evitar la entrada de arena hemos ido subiendo poco a poco. Ahora volvemos a abrirlos arriba dónde nada nos puede caer para dejarlos disfrutar de las vistas que nos regala esta aguja tan recia, que ha conseguido que nos vayamos con la sonrisa en la cara, la ropa llena de tierra, el cuerpo y manos arañados y el alma llena.

En la cima, echando cálculos de lo que falta para llover.

Nos vamos para abajo que nos coge la lluvia!!